domingo, 30 de abril de 2017

En busca del mirlo blanco


Cuenta la leyenda que hace muchos muchos años, en un lejano país, vivía un joven aprendiz de alquimista. Su maestro era posiblemente el mejor en la materia y sabedor del don que tenía el joven, decidió transmitirle toda su sabiduría. 
De todos es sabido, que juventud y paciencia no avanzan al mismo paso. Escuchaba atento las lecciones de su maestro. Aprendía rápido. Pero siempre quería más. Quería alcanzar el grado de maestro lo antes posible. Él, también era conocedor de su capacidad y de su poder; y en ocasiones le resultaba complicado controlar su impaciencia. Por más que el maestro le insistía en que lo más importante para alcanzar la maestría era conseguir convertirse en alguien paciente, el joven hacía caso omiso de este consejo. Y no era consciente de que a medida que esta sensación aumentaba, una sombra de tristeza se instalaba en su corazón.
Un buen día, el maestro se sentó junto a él, a la sombra de un ginkgo biloba, árbol mágico y portador de esperanza. Este se encontraba en un rincón del jardín. El maestro respiró profundamente y le dijo que para alcanzar el grado de sabiduría que tanto anhelaba, debía someterse a una última prueba. Debía atravesar el país y llegar al bosque sagrado. Allí debía encontrar un mirlo blanco. Esta rara avis, sería la que le concedería el mayor de sus deseos, y sería en ese preciso instante en el que sabría exactamente cual era su verdadero destino.
Raudo preparó su ligero equipaje y partió en busca del mirlo blanco. 
Tardó cinco días y sus correspondientes noches en llegar al límite del bosque. Una vez allí sintió como su impaciencia le impedía adentrarse en él. Una extraña fuerza no le permitía entrar en ese lugar sagrado. El joven comenzó a impacientarse cada vez más; cuanto más aumentaba su desazón, más fuerte era el impedimento para seguir su camino. De repente, recordó la conversación que había mantenido con su maestro, sentados bajo el árbol mágico. Se sentó en el suelo, cerró los ojos y comenzó a respirar profunda y sosegadamente. Estuvo así durante horas, hasta que por fin, al abrir los ojos pudo observar que delante de él, se había abierto un camino. Se levantó y dirigió sus pasos hacia el interior del bosque. Llegó hasta un pequeña casa hecha de madera, llamó a la puerta y nadie respondió. Decidió sentarse a esperar, puesto que de tan largo viaje sus fuerzas estaban al límite. En otro instante de su vida, la impaciencia se hubiera apoderado de él, pero en ese lugar, todo lo que se respiraba era paz y tranquilidad. No había nada que indujera a lo contrario. Esperó durante todo el día, y cuando ya la luz del sol empezaba a apagarse, una joven, poseedora de una extraña belleza y rodeada de una aura brillante, apareció por el mismo camino que a él le había llevado hasta allí. Se presentó, le explicó su historia y el porqué de encontrarse en ese lugar. La joven le miraba fijamente y sin decir una palabra le tomó las manos. 
Fue, en ese preciso momento, cuando el joven descubrió que su búsqueda había finalizado, que estaba frente al mirlo blanco del que le había hablado su maestro y que su destino era permanecer en ese mágico lugar. 

"El destino es eso con lo que te encuentras al final del camino... cuando estás huyendo de él"

miércoles, 26 de abril de 2017

Nuestros demonios

Los demonios que habitan en lo más profundo de nosotr@s nos impiden avanzar. No es fácil luchar contra ellos. Para nada, resulta sencillo enfrentarnos a nuestros temores. Son miedos irracionales que se aferran en lo más profundo de nuestro interior. En muchas ocasiones, tardamos años en ser capaces de acabar con ellos. 
Nos atan, nos paralizan, nos abruman con indecisiones... Son capaces, incluso, hasta de volver nuestra vida de color gris. 
Acaban con nuestras ilusiones. 
Apagan nuestra luz interior. 
Nuestro brillo, llega a desaparecer.
Pero, no son invencibles. Podemos acabar con ellos, simplemente sacándolos al exterior. Hablando de nuestros temores con naturalidad, sacándolos a la luz. Permitiéndoles, obligándoles a salir fuera de nosotr@s, enfrentándonos a ellos. De esta forma, no siempre sencilla, conseguiremos que poco a poco se vayan haciendo más pequeños, se diluyan en el aire que nos envuelve, hasta que por fin desaparezcan. 
Y cuando esto sucede, la sensación de libertad que se siente es tan enorme, tan maravillosa, tan indescriptible... que sólo por sentirla merece la pena haber sido capaces de romper esas cadenas que nos mantenían atad@s, allí, en un rincón muy oscuro de nuestra alma.

lunes, 24 de abril de 2017

Cuando la tristeza se instala en el corazón


Hace no mucho leí esta frase: "La tristeza llega, lenta, suave, se mece triste en la mirada, en la sonrisa, y se instala cómodamente en el corazón". Y hoy, he podido comprobarlo, no en mí, sino en alguien conocido. La tristeza se ha instalado dentro de esa persona, poco a poco y sin saber como ni porqué. Desde que me ha dicho como se encontraba, llevo dándole vueltas a como poder ayudarle. Alguien jóven, alegre, con toda la vida por delante, infinidad de proyectos para poder desarrollar, el mundo entero por recorrer...
Tod@s o much@s de nosotr@s hemos pasado por situaciones así. Situaciones en las que una inmensa tristeza se instala dentro de nosotr@s y nos impide ver más allá, puede llegar incluso a inmovilizarnos. 
En mi caso, como soy una persona muy sensible al entorno que me rodea, siempre dejo que las distintas emociones fluyan dentro de mí y por supuesto les permito que se manifiesten. Pero hoy el comentario de esta persona, a la que aprecio mucho, me ha hecho recordar esta frase. Por supuesto que debemos permitirnos sentir y no dejar de lado nuestras emociones, debemos permitir que estas fluyan desde dentro y salgan al exterior. Pero pienso, que no es bueno que dejemos que la tristeza se instale cómodamente en nuestros corazones, porque en ese caso no avanzaremos, dejaremos pasar oportunidades, proyectos ilusionantes, nuestra vida se teñirá de gris, la alegría no podrá instalarse en nuestro interior y no transmitiremos pasión a nuestro entorno. Y esa pasión es la que nosotr@s necesitamos y nuestro entorno necesita. Si esto no ocurre, los cambios vitales no funcionan.


"Si tu vida es de color gris, yo te la tiño de azul, verde y lila."



domingo, 23 de abril de 2017

Con mi pequeño caminar

Camino dando pequeños pasos. Camino de forma tranquila y segura, en la dirección que yo misma he elegido. No puedo saber si es o no la correcta, pero lo que si sé, es que no es algo impuesto. Voy haciendo mi propio camino, ese por el que yo quiero caminar. 
En este camino no estoy sola, estoy acompañada de aquellos seres a los que quiero: mi hijo, mi familia, mis amig@s...
A medida que voy avanzando, me voy encontrando con personas que poco a poco van pasando a formar parte de mi círculo vital. Todas y cada una de ellas juegan un papel en mi vida, en mi historia personal. 
Con mi pequeño caminar voy haciendo camino. Poco a poco. Con tropiezos y caídas, pero siempre consigo levantarme y continuar avanzando. 
En esta etapa del camino, en este momento de mi vida, quizás sea por la serenidad que siento en mi interior, mis pasos son pequeños, pero seguros, más seguros que nunca. He conseguido dirigirme y enfocarme en aquellas cosas que aportan luz a mi día y no en aquellas que lo apagan. Ahora, puedo decir de forma tranquila y serena, que mi camino se dirige hacia dónde yo misma he elegido. 






martes, 18 de abril de 2017

Paseando



Durante estos últimos días he disfrutado de mucho tiempo al aire libre, compartiendo paisajes, sensaciones, espacios, conversaciones interesantes con amig@s y demás personas especiales de mi vida. En alguno de estos maravillosos instantes han llegado a mi mente retazos de dos conversaciones, que tuvieron lugar hace no mucho tiempo, pero si que ocurrieron en días y con personas diferentes. Ambas me comentaban que les resultaba admirable, mi capacidad de perdón. Me recordaban que después de haber vivido momentos complicados, me hubiera recuperado de la forma que lo he hecho y fuera capaz de encontrarme en la situación personal en la que estoy actualmente. Por supuesto que todo esto es cierto. Lo he comentado en otras ocasiones, el tiempo de calidad que he dedicado a un intenso trabajo personal ha dado sus frutos; pero en todo esto, también, juega un papel muy importante, mi forma de ser ( sencilla, transparente, sin dobleces...) y por supuesto las enseñanzas recibidas de mi familia. De ell@s aprendí a enfrentarme a los problemas, a superar situaciones complicadas, a tirar hacia adelante con fuerza, con apoyo de aquell@s a l@s que más quieres, pero sobre todo con sinceridad, sin mentiras y sin rencor. 
El tiempo todo lo cura. El tiempo todo lo coloca en su sitio. El tiempo nos pone a cada un@ donde nos corresponde. Tres frases muy repetidas, muy escuchadas, muy presentes en las conversaciones cotidianas. Pero lo cierto, es que no se puede pretender que todo caiga por su propio peso. Si realmente quieres que las cosas cambien, hay que poner de parte de cada un@; se requiere un poco o un mucho de esfuerzo a personal. La ley de la Gravedad, por supuesto que ayuda, pero en los problemas de física. En lo que se refiere a trabajo personal (sentimientos, emociones, sensaciones...) hay que hacer uso de algo más que de las leyes de la física. Sin menospreciar para nada el trabajo del señor Newton, y mucho menos sin olvidar las muchas horas dedicadas al estudio de esta materia, creo que para hacer que las cosas cambien a nuestro alrededor hace falta que dediquemos un tiempo valioso a trabajarnos diversas cuestiones a nivel personal. Nadie tiene en sus manos la verdad absoluta. La escala de grises y de otros colores es inmensa. Pero lo más importante de todo, es saber como enfrentarte a los problemas, buscándoles la mejor solución posible, sin causar daño a los que tienes alrededor y enviando las mentiras a lo más profundo de un agujero negro de los que existen en el espacio exterior. 

viernes, 14 de abril de 2017

Pensamientos en movimiento

Siempre he pensado que carece de sentido el acumular conocimiento y no transmitirlo. Para mí, es como acumular libros y más libros en las estanterías dejando que se cubran de polvo. Llevo semanas en las que apenas tengo un segundo para parar y poner orden en mis pensamientos. Lo bueno de ser una persona acostumbrada a los cambios, es que cuando se avecinan estas épocas, aunque me pillen por sorpresa, se como enfrentarme a ellos y procesarlos. Y más ahora. Cuando los pensamientos, las ideas, los proyectos, se ponen en movimiento, empiezan a manifestarse otras cosas que ni tan siquiera podías imaginar que pasarían. Pero lo cierto es que esto ocurre, siempre y cuando seas capaz de expresarte de forma verdadera. Tal y como eres. Sin mentiras. Sin ocultar nada. Simplemente siendo tú. Simplemente siendo transparente. Sino es así, no funciona. Al menos no de forma sincera y duradera. 
A lo largo de estas semanas, todo está en movimiento. Todo se mueve, de forma pausada y tranquila, sin prisas, pero sin parar ni un sólo momento. 
Pensamientos, ideas, conocimiento...en movimiento.


domingo, 9 de abril de 2017

Una semana más

El tiempo pasa rápido. Las horas de la semana se van llenando: trabajo, familia, amig@s... compromisos, obligaciones y por supuesto momentos especiales con la gente que quieres. Resulta todo tan intenso que no me queda ni un segundo, ni tan siquiera, para pararme a escribir. 
A lo largo de mi vida me he ido encontrando con personas maravillosas, las cuales, poco a poco, han ido formando a mi alrededor, una increíble red de amistad. Orígenes, procedencias, creencias, culturas... tod@s tan distint@s. Pero que con el paso de los años, hemos ido tejiendo unos lazos de amistad tan especiales que a pesar de los innumerables tropiezos que en algunas ocasiones nos ha ido poniendo la vida, no se han roto. 
Este fin de semana ha estado repleto de energía positiva, de reencuentros, de aprendizajes a nivel personal, de verdaderas lecciones de fuerza y de vida. Ha sido tan intenso que una vez más, llego al final de mi semana, agotada, exhausta por todo lo vivido, por todo lo aprendido; y por supuesto me enfrento a una nueva semana, con la energía suficiente como para dejarme sorprender con cada amanecer. 

domingo, 2 de abril de 2017

De petites tendresses

Cuando pones fin a lo que ha sido una intensa semana, llena de emociones, sentimientos, sensaciones, sorpresas...y te enfrentas al reto de la página en blanco, las ideas se arremolinan en tu mente. No resulta sencillo ponerlas en orden, porque han sido tantas cosas las vividas, las sentidas...
Podría escribir sobre lo bonito que está el campo en la isla en esta época del año, de lo impresionante que resulta el observar las distintas tonalidades de azul del mar, pero más que un blog de lo que es mi esencia, parecería un spot publicitario de material higiénico femenino. Y, lo cierto es que cuando decidí reanudar este espacio, no fue con intención publicitaria.
Como iba diciendo, después de una semana bastante intensa, llegó la recompensa. Un merecido fin de semana en uno de mis rincones favoritos. Disfrutando del sol, del mar, de la compañía de un buen libro, de buena música y de un buen cuaderno de notas. En esta etapa de mi vida, he aprendido a concederme lo que yo llamo mis pequeñas licencias. Y estas no son más que tiempo para mí. 
Voy descubriendo sitios con magia, sitios en los que me gusta estar, a los que necesito ir de vez en cuando para recargar las pilas. Realmente hay personas que tienen el don de hacer que te sientas en paz. Hay espacios que te transmiten tranquilidad y que te invitan a regresar.
Estos dos días han estado llenos de momentos mágicos, de esos que tanto me gustan, que consiguen sorprenderme y que cuando ocurren me arrancan una sonrisa.
De repente, recuperas una conversación con una amiga que hace tiempo quedó pendiente. Una interesante conversación sobre proyectos llenos de ilusión. Al ratito y como por arte de magia recibes mensajes de alguien especial. Mientras paseas siguiendo lo que te dice tu corazón, ves un nombre que te recuerda a alguien mágico. En ese paseo, te dejas llevar, sientes como una intensa fuerza te lleva hacia un sitio en concreto. Caminas hacia allí, entras, respiras, deseas y soplas. Te quedas un rato reflexionando en silencio, contemplando una maravillosa puesta de sol. 
Al leer el libro que has elegido para esos días, ves una conexión con tu vida. Una coincidencia más. La historia te absorbe mientras el sol calienta tu piel desnuda y el murmullo de las olas se convierte en la banda sonora de la misma. 
Decides anotar frases, ideas, sensaciones, recuerdos, palabras... releer notas que hace tiempo, un buen amigo escribió para tí. Todo esto va formando parte de mi vida, de mis recuerdos. 
Ahora, mientras me enfrento a la página en blanco, cierro los ojos y veo una mirada dulce y risueña. Recuerdo la conversación que mantuve con la pareja que recogí con mi coche en medio de la nada, deseo que el futuro les sorprenda con sus sueños cumplidos. 
Releo las páginas repletas de notas de lo que han sido estos dos días, sonrío, recuerdo, deseo y soplo. 


"La verdad es el arma más poderosa que existe y sus efectos son retroactivos".