martes, 13 de noviembre de 2012

Noviembre

La noticia, el pasado viernes, del suicidio de una mujer justo en el momento en el que iban a desahuciarla me afectó profundamente. Este hecho, llevo a plantearme muchas preguntas: ¿porqué?, ¿hasta cuando?, ¿cuándo se iban a tomar cartas en el asunto?... No era la primera víctima por este motivo; hasta el momento, y desde que esta crisis comenzó,  400.000 familias han sido desahuciadas. Hasta ahora, ni el gobierno, ni la banca, habían hecho nada por parar estos procesos. La banca, fría como el hielo, no perdona el que no se hagan frente a los recibos de las hipotecas. Se quedan con las casas que sus clientes no pueden pagar. Ironías de la vida, no tienes dinero y los bancos te sangran; tienes un golpe de suerte y  te buscan, vienen a tu casa, ofreciéndote las mil maravillas si decides dejarles en depósito tu dinero. 
Desde ese día, los dos principales partidos del país, se han comprometido a sacar un decreto ley que permita regular los procesos de desahucio. Las cajas de ahorros dicen que paralizan los procesos de desahucio; representantes de los cuerpos de seguridad del estado, afirman que facilitarán a sus miembros el que puedan negarse a participar en estos procedimientos si alegan motivos de conciencia, igual lo hacen los cerrajeros. Pero ante todo, me surgen dudas, ¿porqué ahora?. Ha hecho falta que mueran dos personas, ¿porqué todo esto no se puso en marcha en el 2007 cuando la crisis comenzó?. 
Vivimos un momento complicado, un mes de movimientos, de presiones al gobierno, pero este parece que gobierna de espaldas a la ciudadanía. No escucha al pueblo, sólo escucha a la banca, al capital, a los grandes empresarios. El paro aumenta. Y hoy he escuchado al presidente decir que el crecimiento empezará en el 2014. Para esto falta más de un año. Y durante el 2013 que pasará?. ¿Más recortes, más recesión, más desempleo?. 
El otro día, a la vuelta de una manifestació, nuestro hijo nos preguntó que era una crisis y que  una era estafa. ¿Cómo explicarles estos conceptos a los más pequeños?. Pues lo hicimos y lo entendió. Mañana haremos huelga, no iremos al cole, no consumiremos, al final lo que le vamos a dejar son los valores,  nuestros valores.
Necesitamos un rayo de luz, necesitamos a alguien que sea capaz de crear ilusión en la población, necesitamos a alguien que se crea lo que dice, que tenga iniciativas, que no necesite leer los discursos que le escriben. 
Jimenez Villarejo, en una charla a la que tuve la suerte de asistir hace unos días, hizo referencia  a la conferencia de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos, que tuvo lugar en Viena en 1993, donde se dijo que "Un ciudadano empobrecido no es un ciudadano, es un súbdito". http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/CONF.157/24%28PartI%29
Es la hora de que la población se active, se movilice
Es hora de dejar el miedo en casa y salir a la calle. 
Es hora de colaborar entre nosotros, de intentar cambiar el sistema, de hacer cosas novedosas, ilusionantes, sencillas y  poco costosas. 
Tenemos que creer en nuestro poder, en la capacidad que tenemos para cambiar las cosas.
Justamente hoy me decían que no sirve de nada el que protestemos, yo no estoy de acuerdo. Es el pueblo el que elige al gobierno. Es por eso que tienen que escucharnos; no pueden gobernar de espaldas a la ciudadanía.

jueves, 8 de noviembre de 2012

La era de los trenes

Para pensar y buscar analogías:

"Existe un ejemplo famoso que se remonta a los comienzos de la era de los trenes en Francia:

La razón por la que algunas empresas ferroviarias tienen vagones de tercera clase sin techo y con bancos de madera no es que tendrían que gastar nos pocos de miles de francos en la colocación del techo o en tapizar los asientos... Lo que las empresas intentan es impedir qu
e los pasajeros que pueden pagar la tarifa de segunda clase viajen en tercera. Maltratan al pobre, no porque quieran lastimarlo, sino porque quieren amedrentar al rico... Y, otra vez, se trata de la misma razón por la cual las empresas, tras haber mostrado un trato casi cruel con el pasajero de tercera clase y tratado mezquinamente a los de segunda clase, es generosa cuando se trata de los clientes de primera clase. Después de negarles a los pobres lo necesario, les brinda a los ricos lo supérfluo." (El economista camuflado. Tim Harford).

Después de leer este fragmento del libro de Tim Harford, vino a mi cabeza lo que escucho diariamente en las noticias: subida de precios, subida de impuestos, aumento del paro, desahucios diarios... y siempre las víctimas son los mismos, la clase media, las clases más desfavorecidas. A los ricos, a las grandes fortunas, no les pasa nada. Evaden capitales, estafan a las administraciones públicas y no pasa nada. Amnistía fiscal.
Me dió que pensar porqué, el fragmento del libro hace referencia a la era de los trenes en Francia, cuando se empezaba a implantar este sistema de transporte, y ahora estamos terminando el año 2012. La era de la tecnología, de la velocidad, de las redes sociales...

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Observando

Camino por la calle de cualquier ciudad y a mi alrededor veo muchas historias diferentes. Historias de personas que quizá no crucen nunca ni media palabra. Veo a madres con sus niñ@s; veo abuel@s que llevan a sus niet@s al colegio, o les recogen para llevarles a casa;  veo estudiantes que piensan en sus exámenes, en su futuro; personas de muchas nacionalidades, que han abandonado su tierra, a sus familias por seguir un sueño. Todo son historias y todas son importantes. 
Todo son prisas; prisas por llegar a tiempo a los sitios; prisas por ser los primeros, prisas por miedo a que me pregunten, me pidan o se metan en mi vida. 
Estamos en el tiempo del "yo". "Yo" soy lo primero, yo tengo que ser el mejor, yo tengo que conseguir lo mejor... pero estamos sol@s.
¿Nunca te has sentido sol@ en el metro?. ¿Y en el aeropuerto, mientras esperas a que salga tu avión?. Sol@s en una gran ciudad. Estas rodeado de gente, pero... te sientes sl@.
!Qué sensación!.¿Te gusta?.
Me gusta observar a la gentes, me gusta imaginar lo que piensan: "no puedo más, tengo que cortar con todo, empezar en otro sitio, esta situación me agobia...".Lo mismo pasa en tu bloque de pisos, en tu escalera. Tantas familias juntas, tanta gente distinta viviendo en un espacio tan pequeño y nadie sabe nada de nadie. Nadie se atreve a preguntar; nadie se atreve a decir nada, "nadie conoce a nadie".
¿Has pensado que pasaría si un buen día esto cambiara?. ¿Si un buen día nos empezáramos a mirar de forma diferente?. Si por una vez, una sonrisa apareciera en nuestra cara?. ¿No sería todo distinto?.
Hace mucho tiempo, yo caminaba por el centro de una ciudad, y me encontré al mismo hombre pidiendo en la misma acera. Le veía todas las semanas un par de veces, así que ya nos conocíamos; independientemente de que le diera o no una moneda, él me sonreía y yo a él. Pero... aquel día fue especial; yo, le dí una moneda, él me sonrió; a mí se me iluminó la cara y le devolví la sonrisa, y él dijo algo bonito que consiguió alegrarme más el día. 
Cuesta tan poco que te hagan feliz, cuesta tan poco el hacer felices a los demás... entonces, porqué nos resistimos a intentarlo?. 
Piénsalo, miles de historias diferentes, pero miles de historias que pueden coincidir cuando menos te lo esperas.

A metro y medio sobre la autopista

En autobús. Destino Bilbao. Casa. Familia. Mi familia. Contenta. Emocionada por los últimos acontecimientos, por las últimas noticias. Contemplando el paisaje, que desde la ventana del autobús parece distinto. El cielo se cubre de gris. Empieza a llover. Olor a tierra mojada.