viernes, 13 de mayo de 2022

Maletas cuánticas


Siempre me digo a mí misma, que tengo que hacer caso de las señales que me envía el universo y que tengo que hacerle más caso a mi intuición, pero, lo cierto es que soy un poco tozuda y estos auto-consejos no los sigo tan frecuentemente como debería. Y claro, es entonces, cuando algo ocurre y te obliga a parar un poco, tan sólo unos días; justo lo suficiente para que de una vez por todas observes y hagas eso que deseas hacer. 

Poner en orden las ideas, sentarte a escribir, escuchar y sentir. Dejarte fluir y permitir que eso que tienes en tu mente fluya también. ¿Porqué ahora?, ¿porqué no hace un tiempo?. La respuesta es sencilla, ahora es el momento en el que todo se está ordenando; en este periodo de mi vida, he conseguido verlo todo con más claridad y ser capaz de coger sólo lo imprescindible, lo positivo y lo motivador de cada cosa. 

A lo largo de este proceso han pasado infinidad de cosas, pero fue una en concreto la que hizo que el engranaje comenzara a moverse. La vida es un instante fugaz. Pasa volando. El tiempo no para y en cualquier momento el reloj, tu reloj, se para sin avisar. 

Cada día doy gracias por seguir en este plano y porque el universo va haciendo que en mi camino se crucen personas que me ayudan a crecer y a mejorar constantemente. Personas que van y vienen, pero todas traen consigo enseñanzas y aprendizajes. 

Ha llegado el momento de desempolvar las maletas cuánticas; es hora de abrirlas y empezar a colocar en ellas esos proyectos que siempre he querido emprender. 

Hace tan solo unos días alguien me dijo: "Si crees, creas". Esto ocurrió, en uno de esos momentos en los que nuestras mentes conectan, fluyen y vibran en armonía. Así que... a creer, para crear. 



domingo, 3 de abril de 2022

Páginas en blanco

¿Cómo enfrentarte a una página en blanco?. ¿Por dónde comenzar a sacar las ideas que tienes dentro?. Hace tiempo que estás totalmente inactiva. Tienes ganas de sentarte a escribir, pero no consigues ponerte a ello. La capacidad de concentración ha ido desapareciendo a lo largo del tiempo. Hay días en los que las ideas se arremolinan en tu mente, pero no consigues enlazarlas, ni tan siquiera ordenarlas. Estás como el tiempo. Cambiante. Desordenada. Revuelta. El último año ha sido raro, con pérdidas importantes que te han hecho parar y pensar en las cosas que son realmente importantes. Disfrutar de cada momento, visualizar lo positivo y aprender de las enseñanzas que lo vivido te ofrece. Nadie dijo que el paso por este plano fuera sencillo. Sin embargo, caminas con paso firme hacia adelante. Estas recuperando el equilibrio, tu esencia.  Y lo mejor de todo estás volviendo a creer que los sueños pueden hacerse realidad. 
Delante de ti, hay un cuaderno lleno de páginas en blanco, en las cuales podrás escribir todos esos sueños a medida que se van convirtiendo en realidad. 


lunes, 18 de octubre de 2021

Decisiones

 

De repente un buen día decides retomar eso que te motiva. Que te hace sentir bien; y que hace tiempo y sin saber ni como ni porqué fuiste dejando de hacer. No por falta de ideas, simplemente la rutina, el ritmo del día a día, quien sabe porqué, pero una cosa lleva a otra y no consigues parar ni un sólo instante para reflexionar. 

Y ahora, después de un año raro, lleno de situaciones extrañas y en algunas ocasiones incomprensibles; al que le ha seguido, este que todavía está en curso y que ha sido duro de narices, por no usar otra palabra más malsonante, decido que ya es hora de retomar este espacio. No tengo claro a donde llegaré con esto, sólo se que le voy a poner muchas ganas de nuevo. Ahora que he decidido dar una nueva vuelta de tuerca a mi vida, volver a coger impulso y seguir luchando por mis sueños...ahora es el momento de sentarme de nuevo a escribir. 

"Si crees en los sueños, ellos se crearán" Albert Espinosa, El mundo amarillo

sábado, 6 de febrero de 2021

Momentos maravillosos


Hoy, está siendo uno de esos días que tanto echaba de menos. Un sábado de esos en los que solía quedar para intentar arreglar el mundo. Un poco diferente, eso sí, porque no ha habido ni café, ni cañas, ni nada que acompañara a nuestro titánico objetivo.

Una mañana tranquila, con encuentros casuales; encuentros que te alegran el día y te ayudan a aumentar la intensidad de la vibración con la que hoy te has despertado. 

En otras ocasiones, diríamos que parece que fue ayer cuando la rutina cambió por completo; pero, así como quien no quiere la cosa, ha pasado un año. 365 días en los que nuestro día a día ya no es lo que era. De casa al trabajo y viceversa; como mucho salir a la compra, alguna extraescolar y poco más. Algo tan maravilloso como poder quedar con l@s amig@s para tomar un café, comer, cenar, pasear... han quedado relegadas a un segundo o tercer plano. 

Soy una persona a la que la soledad no le asusta, es más me siento muy a gusto con ella. Siempre digo que es mi mejor confidente y quien mejor me conoce. Pero, también soy alguien muy sociable y realmente echo de menos a mis amistades. Echo de menos las risas, las bromas, esas veladas en torno a una mesa en las que disfrutábamos poniéndonos al día de nuestras vidas; en las que nos reíamos hasta el punto de que se nos saltaran las lágrimas. Echo de menos el poder viajar, el poder moverme con tranquilidad, sin sentir miedo de lo que podrá pasar.  

Añoro los abrazos. Un buen abrazo, de esos apretados, de esos en los que se tocan los corazones. Deseo que vuelvan esos días en los que podía abrazarme con una amiga que hace tiempo que no veo; poder abrazar a mis padres, a mis seres queridos. Deseo con una fuerza infinita el poder dar y recibir un abrazo de esos en los que lo dices todo sin necesidad de usar las palabras. 

Deseo poder recuperar esos momentos sencillos y maravillosos que dan sentido a mi vida.

 

viernes, 27 de noviembre de 2020

Un hogar y un paisaje

El sol todavía remolonea detrás de las montañas, mientras las estrellas y la luna se cubren con una densa colcha de nubes. Una vez finalizado su trabajo de iluminar la noche, se preparan para su merecido descanso; mañana será otra noche. 
Enormes torres emergen delante de ella. Gigantes que iluminan el camino. Tambores llenando el espacio que la envuelve. 
Un hogar y un paisaje, como dice la canción. Esa que habla de tierras lejanas y de la gente de recio carácter que las habita. Esa que le hace cerrar los ojos y soñar. Lleva un tiempo sintiendo cosquillas en los pies y en el corazón. Las alas que surgieron de sus cicatrices, se han ido fortaleciendo y pronto estarán listas para llevar a cabo su cometido. Su fuerza interior es difícil de aplacar. Lo ha intentado en numerosas ocasiones, pero sabe que eso nunca acaba bien. Es como encerrar a un pájaro en una jaula, a un pez, en una pecera. Nunca le han gustado los barrotes, ni los techos de cristal. En cuanto siente que algo la retiene, en su interior comienza a germinar un ligero hormigueo que poco a poco va creciendo, hasta convertirse en algo similar a un tornado. Es entonces cuando ella despliega sus alas y vuela lejos en busca de ese hogar y ese paisaje. 


sábado, 21 de noviembre de 2020

En tan solo un suspiro

Sábado diferente. Te levantas temprano. No has dormido tan apenas. No es algo extraño, puesto que es la tónica habitual en las últimas semanas. 
Noches de ansiedad. Amaneceres en los que cuesta ponerse en marcha. 
Realmente, no es un día especial. O quizás sí. No lo sé. 
Lo interesante de estar todavía en este plano, es que cada día puede venir cargado de sorpresas. 
Las emociones están a flor de piel. 
Es un año tan extraño. Está a punto de terminar. Sólo queda un suspiro. Y en la mente de todos, está el deseo de que termine pronto. 
Es un año en el que la factura psicológica será elevada. Al inicio de esta situación pandémica, tenía esperanzas de que aprendiéramos algo como sociedad. De que nos planteáramos cambios, tanto a nivel individual como a nivel comunitario. Pero, no. Eso no va a suceder. O al menos, no tal y como yo deseaba. En lugar de trabajarnos temas a nivel personal, para conseguir mejorar como colectividad, el individualismo ha aumentado a nivel exponencial. Sea lo que sea lo que está pasando; sea cual sea el origen, ha conseguido polarizarnos todavía más. 
Durante estos últimos meses, nuevos conceptos han aparecido en nuestra vida cotidiana: distanciamiento social, geles hidro alcohólicos, mascarillas varias... Conceptos como positivo y negativo, han intercambiado su significado. Una paradoja cotidiana; pero que está presente en nuestro día a día. 
Personas que van y vienen. Decisiones importantes que se deben tomar. Repentinos cambios de rumbo. Acondicionando las velas para aprovechar el viento. 
Preguntas y más preguntas que llegan a mi mente. Imposible encontrar respuesta para todas; tampoco es lo que deseo. A lo largo de los años, he aprendido a vivir sin tener todas las respuestas. En ocasiones pienso que es mucho mejor así. Al menos para mí.
Me ha costado bastante tiempo el poder alcanzar el estado en el que me encuentro ahora. Me siento afortunada; muy afortunada, incluso en estos momentos de pandemia en los que no puedo estar cerca de mis seres queridos. Abrazos reducidos a la mínima expresión. 
Ahora que sólo queda un suspiro para que este año termine, nuevos deseos deberían estar germinando en nuestro interior. Deseos que deberían ser formulados en la última noche del año. Proyectos, planes, ilusiones... que en estos tiempos pandémicos, hemos aprendido a aplazar. Sueños a corto plazo. Reiniciando actividades en esta nueva realidad. Organizando ideas para cuando llegue el momento de tomar ciertas  decisiones. Revisando las velas del barco, para cuando haya que zarpar hacia nuevos destinos. Releyendo las páginas del libro de mi vida, para evitar cometer los mismos errores. El camino sigue hacia adelante; cada momento, cada instante, cada ahora, eso es lo verdaderamente importante. El amor que has dado y has recibido hasta ahora. El que das y recibes en este momento. Y si el viento es favorable, todo lo que está por llegar. 
Etapas que terminan y otras que comienzan, en tan sólo un suspiro.  


jueves, 23 de julio de 2020

Sólidos muros por derrumbar

Después de numerosas semanas repletas de noches con pesadillas, sin conseguir conciliar un sueño reparador, te levantas y tomas consciencia de que a lo largo de estos últimos años has construido un enorme muro de hormigón a tu alrededor. Nada, ni nadie puede atravesarlo; y mucho menos saltarlo. 
Eres incapaz de concentrarte en nada de lo que haces, desde hace muchísimo tiempo. El brillo de tus ojos se ha ido apagando.  Hoy, las lágrimas vuelven a hacer acto de aparición. No puedes controlarlas. No puedes continuar por este camino. Debes de buscar una salida para derrumbar este muro gris que cada día se va haciendo más y más grande. Tú no eres así. El gris nunca ha sido tu color. Y nunca te han gustado los muros que impiden ver todo lo que te rodea. 
Cada día al levantarte y justo antes de acostarte das gracias por todo. Das gracias por la amistad, por el cariño de tus seres queridos, de tu hijo, por la compañía de todos aquellos que forman tu círculo más íntimo. Y también por tod@s l@s que se han ido cruzando en tu camino, bien para quedarse, bien para ser actores de breves instantes, bien para estar tan sólo por un espacio de tiempo.
Enseñanzas aprendidas a lo largo de todos estos años. Poder echar la vista atrás y ver todo lo que has vivido. Saber con certeza que a pesar de la distancia hay personas que te quieren y a las que quieres; personas que siempre estarán allí, a tu lado, y tú estarás al suyo. 
Agradezco todo esto y más. Agradezco lo que he vivido. Y agradezco lo que me queda por vivir.
Ha llegado el momento de volver a  ser tú, con tu naturalidad, tu malas contestaciones, tus enfados, tus miedos, tus inseguridades, tu carácter... Pero también con tu sonrisa, tu amor, tu empatía, tu capacidad de transmitir, tu felicidad. 
Tienes que ver de dónde vas a sacar las fuerzas para derribar ese sólido muro. Es un trabajo que lo tienes que hacer tú sola. Lo debes hacer de dentro hacia fuera. De esta forma no te aplastará al caer. Y hay que hacerlo con delicadeza para no herir a nadie en el proceso. 
Será una tarea minuciosa, pero el resultado valdrá la pena. Cuando consigas hacer las primeras grietas en ese muro y la luz del sol se cuele por ellas, volverás a brillar y será entonces cuando la reacción en cadena comience y ese sólido muro se derrumbe. 

"No tiene sentido dejar los sueños juntando polvo, como si de viejos libros en un estante, se trataran"