viernes, 20 de marzo de 2020

Reflexiones

Que raros somos los humanos. Habitualmente nos quejamos porque no tenemos tiempo de estar en casa. Ahora que nos toca quedarnos en ella porque no nos queda más remedio, debido a la situación que se está viviendo a escala planetaria, parece que a todos nos gusta eso que, habitualmente odiamos y de lo que nos quejamos: la rutina. ¿Será que nos gusta hacer miles de cosas?, ¿tener el tiempo ocupado hasta el último minuto?, ¿no estar en casa?... 
Me considero una persona dinámica, con ganas y energía, con ideas, proyectos, aficiones... a la que le encanta salir y rodearse de aquellas personas que considero beneficiosas y que están en mi vida. Por supuesto que echo de menos a mis amig@s, el poder quedar con ell@s el fin de semana para tomar una caña, o dos..., echo de menos esos cafés del sábado por la mañana en los que pretendemos arreglar el mundo (decir que por diferentes motivos, hacía ya unas cuantas semanas que no teníamos estas reuniones...quizá sea hora  de ir pensando en retomarlas, aunque sea de forma telemática); echo de menos a mi familia, nunca la distancia se me había hecho tan grande; echo de menos la rutina, el ir de aquí para allá...Por supuesto, soy humana. 
Tengo la sensación de que estoy (estamos) viviendo una película de esas a las que no soy especialmente adicta. Caos planetario, ruedas de prensa de los gobernantes de los países, miles de muertos debido a un virus que hace su aparición en escena de forma inminente y descontrolada... si estuviéramos en el cine, seguramente aparecería algún agente secreto guapísimo que poniendo su vida al servicio de alguien misterioso, conseguiría salvar el mundo en el último minuto. Pero... nada más lejos de la realidad. Es más, creo que en este caso, esta, ha conseguido superar a la ficción. 
De momento creo que lo estoy llevando bien. Estoy acostumbrada a la soledad; con el tiempo me he ido construyendo un espacio en el que soy feliz y me siento a gusto. Me preocupo por mis padres, por mi hijo, por mis amig@s, por mis compañer@s. Me encantaría que esto se acabase ya. Pero no está en mis manos. Procuro no dejarme llevar por el desánimo, ni por la ansiedad. Por supuesto que tengo miedo. Miedo a lo desconocido; miedo a no saber el porqué, ni el como ha aparecido esto. Miedo a lo que vendrá después.
Pero, también pienso que ahora es el momento de tomarnos un tiempo para pensar, para reflexionar sobre el tipo de sociedad que queremos. Creo que deberíamos sacar algo bueno de esta situación. De todas las crisis hay algo que aprender. Reflexionemos en como podemos mejorar; en que cosas queremos cambiar; que podemos aportar cada uno de nosotros como individuos a la sociedad, como nos vamos a comportar con la Madre Tierra. Yo, de hecho, creo que voy a ir anotando todo eso que quiero cambiar en mi día a día, en mi forma de ser. Creo que me voy a tomar esto como un periodo para crecer, si el universo así me lo permite. 
Ojalá esto acabe pronto y podamos volver a encontrarnos en las calles, parques, playas, bares, mercados... pero ojalá en ese reencuentro hayamos crecido como personas y como miembros de un proyecto común, donde el establecer colaboraciones y sinergias no sea considerado como una utopía, y donde la humildad, sea el principal valor de la especie humana.