Sigamos soñando

Hay días de invierno que amanecen grises, fríos y lluviosos. 

Puede parecer que ese será el discurrir de sus horas. 

Pero, nada más lejos de la realidad. 

Está claro que cuando consigues proyectar en positivo, los acontecimientos transcurren en la misma línea. 

Buenas vibraciones. Sorpresas agradables. Momentos especiales. Reencuentros con personas que se encontraban lejos, con amigos especiales a los que hacía tiempo que no veías... Y todo esto en un mismo día. 

Un día frío y lluvioso de invierno, pero cargado de magia, de buenos momentos, de luz y color. 

Un día que termino con tan solo un hilo de voz.

Pero un domingo de invierno en el que puedo confirmar que con el paso del tiempo todo se redondea.

Y porqué no seguir soñando?.

 Y con el paso del tiempo, todo se redondea.
Hasta las aristas más puntiagudas, pierden su afilado perfil.

Silencios y tiempo

Silencios que no dicen nada.
Silencios que lo dicen todo.
Silencios que tienen su importancia.
Que forman parte de nuestra existencia.
En música, los silencios son importantes. Forman parte de la melodía. Tienen el mismo valor que su respectiva figura. En la composición son necesarios. Juegan un papel importante en el resultado final.  
Sonido y silencio. 
Contrarios, pero complementarios. 
Ying y Yang. 

En la vida, al igual que en la música, el silencio es importante. Existen determinados momentos en los que es necesario silenciarse. Es imprescindible saber respetar los silencios de los demás; así como buscar estos momentos para un@ mism@. Entender el silencio, aunque difícil, es fundamental para seguir adelante en el proyecto vital de cada un@ de nosotr@s. En la vida necesitamos de estos momentos, para reflexionar, para ordenar, para buscar en nuestro interior. En nuestro silencio interior, encontraremos aquello que nos preocupa; y podremos enfrentarnos a ello. También están nuestros deseos, nuestros sueños y por supuesto, los caminos que nos llevan a ellos. 

Hay que aprender a entender el silencio, pues trae consigo las respuestas a nuestras innumerables preguntas.

Un manto de nubes

Un fino manto de nubes blancas cubría la cima de la montaña, cual ligera y suave sábana, que protege la cumbre, del frío del amanecer. 

Por el este, el sol se desperezaba y un nuevo día comenzaba.
El rocío de la noche, brillaba como diamantes engarzados sobre el verde manto de los campos en esta época del año. 
Y tú, como cada mañana, te asomabas por encima de las montañas, colándote poco a poco entre las estructuras metálicas de los edificios, hasta conseguir llamar mi atención, para darme los buenos días. 

Un camino interesante

Era una mañana de otoño, de esas en las que el sol todavía calienta la piel e ilumina las miradas. Ella, estaba sentada tranquilamente, disfrutando de un rato para ella misma. 
De repente, en su cabeza, irrumpe una interesante conversación que tuvo lugar hace unos días. Y mientras toma su café, coge un papel y un bolígrafo y comienza a escribir, todo lo que llega a su cabeza. Ideas, esquemas, puntos a considerar... todo se agolpa en su mente. Pierde la noción del tiempo, cómo habitualmente le sucede en estos casos. 
Que sensación más maravillosa, ver que alguien te ha sabido transmitir una idea, un proyecto, algo muy especial.  
Al llegar a casa, te sientas a poner un poco de orden en esas notas, para que así sea más sencillo comprenderlas y darles una utilidad. 
Resumen de un día interesante, verdaderamente enriquecedor e ilusionante y que te llena de esperanza, porque entre todo el ruido de fondo de estas últimas semanas, te demuestra que existen pequeños rayos de luz que iluminan la oscuridad que pretende envolvernos. Al igual, que ocurre en el maravilloso libro de Michael Ende, La historia Interminable.