lunes, 30 de octubre de 2017

Lunes, suspiros y brillo en los ojos


Lunes, probablemente el día más odiado de 
toda la semana. Viene después del fin de semana; ocupa el primer lugar de una serie. Y debe de ser de los pocos casos en los que ser el primero, no está bien visto. ¿Cuántas veces habremos pensado y dicho eso de: "ójala las semanas comenzarán en martes?". 
Para mí los lunes, también tuvieron su época de rechazo. Durante bastante tiempo, representaban la pérdida de la libertad. Suponían el regreso al colegio, a las normas. Suponían alejarme de lo que para mí, era mi refugio.
Pero a medida que los años han ido pasando, los lunes han perdido esa catalogación de día maldito. Puedo afirmar que los lunes me gustan. Sí, me gustan. Suponen, el inicio de una semana. El inicio de algo nuevo. Y a mí me apasiona empezar cosas de nuevo. Nunca me han dado demasiado miedo los cambios; si bien creo que son uno de los motores de mi vida. Lunes, deriva de luna; satélite natural de la Tierra; responsable de las mareas. La luna está directamente relacionada con la feminidad; con lo sagrado femenino.
Inicio de semana, inicio de ciclo, puesta en marcha de algo nuevo. Y como consecuencia de todo esto... un misterioso brillo en los ojos. 

sábado, 21 de octubre de 2017

Atardeceres de otoño

Siempre me han gustado los atardeceres, pero en esta época del año, creo que tienen algo especial. Los días se acortan, la luz se va apagando poco a poco, mientras el sol se va escondiendo tras la Sierra de Tramuntana. Un poquito más tarde se acabará fundiendo con el mar. Los colores se hacen más intensos en este momento del día. Los verdes y marrones del campo cobran fuerza. Se puede sentir la magia de la naturaleza al salir a pasear. Quizás, a estas horas, la vida, a simple vista, invisible comience a despertar entre los árboles. 

Seres mágicos inician su actividad, justo en el momento en el que la luz del sol se apaga. La luna toma el relevo. Y su energía empieza a sentirse a nuestro alrededor. Por delante unas intensas horas, supongo que de frenética actividad, porque el amanecer llega enseguida, dando paso a un nuevo ciclo. Amaneceres, atardeceres...

" Com es un día, just a punt d'acabar? (Alpinistes Samurais, Antònia Font)"

domingo, 15 de octubre de 2017

Un alto en el camino

Llevo más de un mes sin escribir en este espacio. No por falta de ideas, sino porque de vez en cuando me resulta muy útil y beneficioso, hacer un alto en el camino. 
A menudo, tengo la impresión, de que en esta época en la que vivimos, no somos entes completos sino hacemos infinidad de cosas, sino tenemos todas y cada una de las horas del día llenas de citas y actividades. 
Si tengo que definirme, no lo haría como una persona inactiva, sino precisamente como todo lo contrario. 
Pero, con el paso de los años, he aprendido a valorar mi tiempo, mi espacio y sobre todo el silencio. Puedo afirmar, que mi vida es de todo menos aburrida; y está en un continuo cambio. Cambios que no sólo me afectan a mí; sino también, a aquella persona que ocupa un lugar muy importante en mi vida. No tengo tiempo para el aburrimiento. Habitualmente, las horas, los días, las semanas, incluso, me atrevería a decir, los meses, se me pasan a una velocidad de vértigo. Y es, en ese preciso instante, en el que he aprendido a hacer una parada en seco. Hago un alto en mi camino. Siento necesidad de resetear mi mente, de poner orden en mi vida, en mis pensamientos, en mis actividades. Con el paso del tiempo he aprendido a ser un poquito egoísta. He aprendido a pensar en mí, y a permitirme el lujo de convertirme en una de mis prioridades.
Un alto en el camino; una desconexión temporal del mundo que me rodea. Este simple hecho me permite: sentarme a pensar, escuchar mi voz interior, sentir mi corazón y darme espacio y tiempo para mí. Porque si yo no estoy bien, lo que me rodea tampoco lo estará.